Condiciones geológicas-geotécnicas de la cuenca de Santiago y su relación con la distribución de daños del El terremoto del 27F de magnitud Mw = 8.8, afectó a una extensa área del país y dejó una cifra estimada de más de 2 millones de damnificados. En la Región Metropolitana, los daños más graves se centraron en viviendas antiguas, no obstante, también se presentaron daños importantes en construcciones modernas. Con el objetivo de identificar las variables geológicas y geotécnicas de la cuenca de Santiago que influyeron en su respuesta sísmica, se realizó un catastro de las estructuras con daño estructural en la Provincia de Santiago, contabilizando un total de 10705 viviendas y 560 estructuras de dimensión mayor dañadas. En paralelo, se efectuó la caracterización de las condiciones geológicas-geotécnicas de la cuenca, considerando los siguientes factores: basamento rocoso, nivel freático, frecuencia fundamental y marco geológico. Conjuntamente, se estudia la influencia de antiguos cursos de agua que pueden haber generado depósitos de sedimentos sueltos, o blandos. Los resultados del análisis indican los mayores daños se produjeron en estructuras cimentadas sobre depósitos de suelos finos (unidad VII) y sobre depósitos de ceniza volcánica (unidad VI). Asimismo, se evidenció una cierta concentración de daños irreparables en la zona final de la lengüeta de la unidad Illa (depósitos aluviales), caracterizada en su tramo final por depósitos de suelos finos.
Introducción
El mega terremoto del 27 de febrero del 2010 afectó a una importante parte del país, registrando daños que abarcaron transversalmente distintos tipos de estructuras, como viviendas, edificios de gran altura, hospitales, aeropuertos, iglesias y obras viales (puentes, rutas, pasos sobre nivel). A raíz de ello, y considerando que Chile se encuentra en un ambiente tectónico en permanente actividad, diversos grupos disciplinarios han realizado estudios de los posibles factores causantes de los daños, entre los cuales se distingue el fenómeno de amplificación sísmica del terreno. En este contexto y considerando que la cuenca de Santiago representa cerca del 40% de la población nacional (INE, 2002), es de vital importancia el reconocimiento y análisis de los factores que influyeron en su comportamiento sísmico. Consecuentemente, en este trabajo se analizan los daños ocurridos a través de un catastro realizado a las obras que presentaron daño estructural en las 32 comunas de la Región Metropolitana RM. En particular se analizó como posible causa de los daños, antiguos cursos de agua que podrían haber sido rellenados con materiales no controlados, o haber depositado sedimentos blandos o sueltos. Para ello se compararon las antiguas vías de aguas con las actuales, utilizando mapas históricos de la RM. Adicionalmente, se realizó la caracterización de las condiciones geológicas-geotécnicas de la cuenca de Santiago, que en definitiva podrían permitir explicar las concentraciones de daños observados en ciertos sectores. Los parámetros analizados son: profundidad del basamento rocoso, profundidad de la napa subterránea, frecuencia fundamental de los depósitos de suelos y geología.
Catastro de daños generados por el terremoto del 27F
El catastro de obras con daños estructurales en la Provincia de Santiago fue hecho en base a los registros disponibles de las 32 municipalidades de la Provincia de Santiago. Los daños se dividieron en dos categorías dependiendo del tipo de edificación: Categoría A: correspondiente a las viviendas de uno o dos pisos. Se contabilizaron un total de 10705 viviendas con daños estructurales. Categoría B: correspondiente a toda estructura que no clasifique como categoría A, es decir, edificios, blocks habitacionales, hospitales, establecimientos educacionales, edificios patrimoniales o galpones. Se contabilizaron un total de 560 estructuras de dimensión mayor. Adicionalmente, se han identificado aquellas estructuras importantes que presentaron daño estructural severo. Estos daños son divididos en dos tipos: Tipo 1: Estructura Habitable sólo después de reparaciones y refuerzo estructural y Tipo 2: Estructura No habitable, no es posible rehabilitar el edificio.
En las Figuras 1a, 1b y 1c se presentan la distribución de los daños en todas las estructuras (Categoría A y B), los daños en estructuras de Categoría B y los daños severos, respectivamente. En la Figura 1c se presenta en negro las estructuras con daño Tipo 1 y en rojo las estructuras Tipo 2. Se desprende que los daños Tipo 1 se ubican en toda la zona central de la cuenca, mientras que los daños Tipo 2 se ubicaron mayoritariamente en el sector sur. En la Tabla 1 se detallan las estructuras que presentaron el daño estructural más severo (Tipo 2).
Figura 1: Ubicación de daños producto del 27F en la
Provincia de Santiago, a) estructuras Categoría A y B,
b) estructuras de Categoría B y c) estructuras con
daños severos
Provincia de Santiago, a) estructuras Categoría A y B,
b) estructuras de Categoría B y c) estructuras con
daños severos
Con respecto al número de viviendas existentes en cada comuna, resultan con mayor porcentaje de daños las de Quinta Normal (5.9%), seguido por Pedro Aguirre Cerda (4.6%) y Cerro Navia (3.8%). Respecto del número total de viviendas dañadas, Quinta Normal resulta con un 16.9% de los daños, Pedro Aguirre Cerda con un 12.3% y Cerro Navia con un 12.8%. Por otra parte, para los daños en estructuras de Categoría B, las comunas más dañadas fueron Pedro Aguirre Cerda con 86 estructuras dañadas, seguido por Providencia con 57 y Ñuñoa con 43 estructuras.
Características geológicas-geotécnicas de la cuenca y los daños ocurridos en el 27F
Topografía superficial
En la Figura 2a se presenta la elevación topográfica de la zona de estudio, observándose cambios de pendientes muy suaves, con elevaciones que descienden de este a oeste en franjas orientadas de norte a sur, desde los 1200 a 300 msnm. Los sectores de menor elevación son los ubicados en las comunas de Peñaflor y Talagante. La suave topografía es producto de la colmatación paulatina de sedimentos de origen fluvial, aluvial, lacustre y volcánicos provenientes principalmente del borde oriental de la cuenca. En la Figura 2b se presentan los daños en todas las estructuras y en la Figura 2c los daños severos. En ambas figuras se observa que los daños se distribuyeron en distintas elevaciones topográficas y estos daños no poseen un patrón de elevación determinado.
Figura 2: a) Elevación topográfica, b) daños estructuras categoría A y
B y c) daños severos
B y c) daños severos
Basamento rocoso
La morfología del basamento rocoso se ha basado en el modelo tridimensional realizado por Araneda et al. (2000) en la cuenca de Santiago, obteniéndose el mapa de profundidades de la Figura 3a. Se observa la irregularidad del basamento, con depresiones de más de 500 m y una serie de cerros islas de hasta 480 m de altura. A excepción de la alta concentración de daños en la comuna de Pudahuel (ver Figura 3b), justo donde la roca se encuentra más profunda, entre 450 a 500 m, no se observa una concentración de daños en profundidades específicas.
Figura 3: a) Profundidad del basamento rocoso, b) daños categoría A y B
y c) daños severos
y c) daños severos
Napa subterránea
Para la realización del mapa de aguas subterráneas en la zona de estudio, se consideró la información entregada por niveles estáticos de pozos de monitoreo reportados por la Dirección General de Agua DGA y el Banco Nacional de Aguas BNA. En la Figura 4a se presenta el mapa de profundidades del nivel freático en la cuenca de Santiago. Por un lado, los sectores con niveles freáticos más profundos se ubican al sureste de la cuenca con profundidades máximas entorno a los 150 metros. Las aguas subterráneas más superficiales se sitúan en la zona oeste, con profundidades mínimas entre 0 a 5 m. Por su parte, en la Figura 4b se presentan los daños en todas las estructuras y en la Figura 4c los daños severos. En estas figuras se observa que no existe una concentración de daños a una profundidad determinada de las aguas subterráneas.
Figura 4: a) Profundidad del nivel freático, b) daños estructuras categoría
A y B y c) daños severos
A y B y c) daños severos
Marco geológico
En la Figura 5 se presenta el mapa geológico de la zona de estudio con la descripción de cada unidad geológica. Leyton et al. (2010) define 10 unidades geológicas que conforman el relleno de la cuenca de Santiago. Estas unidades fueron definidas utilizando la información obtenida de pozos y de los estudios desarrollados por Valenzuela (1978), Wall et al. (1999), Milovic (2000), Fernández (2001, 2003), Sellés y Gana (2001), Rauld (2002) y Fock (2005), considerando las principales características granulométricas de los primeros 30 m de profundidad. En la Figura 6a se presentan los daños en todas las estructuras y en la Figura 6b los daños severos (en estructuras de categoría B Tipo 1 y 2), emplazadas sobre las 10 unidades geológicas de la cuenca.
Figura 5: Ubicación y descripción de las unidades geológicas de la cuenca de Santiago
Figura 6: a) Daños estructuras categoría A y B y b) daños severos
De acuerdo a las Figuras 6a y 6b se desprende que los daños se concentraron principalmente en la unidad VII, correspondiente a depósitos de suelos finos, en la unidad VI de ceniza volcánica y al final de la lengüeta de la unidad IIIa. Cabe mencionar que en el caso de la comuna Pedro Aguirre Cerda, la mayor densidad de daños se concentró al final de la lengüeta de la unidad IIIa. También se observa que los daños más severos (Tipo 2) se ubicaron mayoritariamente alrededor de esta lengüeta. De acuerdo a lo analizado por Nichols (2009), la gradación a lo largo del eje de un abanico aluvial (unidad IIIa) tiene relación con la pérdida de energía del flujo a lo largo de su recorrido. Por lo tanto, los depósitos de material grueso con escaso contenido de finos se relacionan con flujos de alta energía, característicos del ápice del abanico. En la zona media se encuentran depósitos de gravas y arenas, y en la parte distal del abanico se encuentran depósitos de sedimentos finos con un alto contenido arcilloso en zonas de baja pendiente donde se pueden asociar a flujos de menor energía. En consecuencia, al final de la lengüeta de la unidad IIIa existirían niveles de suelos finos (superficiales) que explicarían el pobre comportamiento de estas zonas durante el 27F. Esta lengüeta podría situarse en un área mayor a lo detallado en el mapa geológico. En la Figura 7 se presentan perfiles longitudinales de la topografía superficial de la cuenca desde las coordenadas Este 340.000 a 360.000 y Norte 6.290.000 a 6.300.000 en donde se observa el fuerte cambio de pendiente que hay en el sector donde se podría ubicar los sedimentos finos de la lengüeta, con pendientes de 0.3 a 0.9% en un primer tramo y luego un cambio brusco de pendiente desde 6 a 12%. Lo anterior podría traducirse en un primer tramo de baja pendiente formado por la depositación de sedimentos finos del abanico y un segundo tramo, al este, con una depositación de suelos más gruesos que se depositaron con una pendiente mayor.
Figura 7: Pendientes de la topografía superficial de la
cuenca desde E: 340.000 a 360.000 UTM
cuenca desde E: 340.000 a 360.000 UTM
Por otra parte, en una primera aproximación se podría señalar que los daños fueron menores al suroeste de la falla geológica Infiernillo-Cerro Renca-Portezuelo de Chada ubicada en la zona oeste de la cuenca, tal como se muestra en la Figura 8a. Esta falla pone en contacto a las rocas mesozoicas de la Formación Lo Valle con las rocas cenozoicas de la Formación Abanico. Esta estructura fue descrita por Sellés y Gana (2001) como una falla normal invertida. Cabe mencionar que la traza de la falla Infiernillo-Cerro Renca-Portezuelo de Chada corresponde a una interpretación realizada considerando los contactos geológicos y las edades de los afloramientos rocosos estimados de algunos sectores. Por lo tanto, su trazado podría ser redefinido al presentado en línea punteada azul en la Figura 8b, considerando la diferencia de daños entre el lado oeste y este de la senda. En la zona noroeste de la falla se observa una importante cantidad de daños, no obstante esto podría deberse a que los daños se emplazan sobre la unidad VI y VII. El resto de los daños, como los observados en la unidad II, obedecerían a otros factores no sólo a la geología del sector.
Figura 8: a) Falla Infiernillo-Cerro Renca-Portezuelo de Chada y b) reinterpretación traza
de falla
de falla
Antiguos cursos de aguas superficiales
El depósito paulatino de suelos finos a través del transporte de material en suspensión, proveniente de ríos, esteros y canales, puede generar un relleno de materiales de baja consistencia o compacidad en sus planicies adyacentes. Antiguos cauces podrían haber sido rellenados sin control y corresponder a singularidades de mayor demanda sísmica. En este contexto, se decidió investigar si la presencia de estos sedimentos sueltos fue un factor influyente en los daños provocados por el terremoto del 27F. En la Figura 9a se presenta el mapa con los cursos de aguas naturales y artificiales. Los cursos artificiales son trazados en color rojo, mientras que los antiguos cursos naturales en color negro y los cursos naturales actuales en azul.
Figura 9: a) Antiguos cursos de agua, b) daños en todas las estructuras y
c) daños severos
c) daños severos
En la Figura 9b se presentan los daños en todas las estructuras y en la Figura 9c los daños severos. Se observa que los daños generales se concentrarían en primera instancia en dos zonas (A y B) y los daños severos podrían ser agrupados en las zonas 1, 2 y 3. No obstante, a excepción de pequeñas concentraciones de daños alrededor del Zanjón de La Aguada y el canal San Joaquín, es posible que los daños puedan ser más bien asociados a otros parámetros como la geología local.
Frecuencia preponderante
Se utilizó el estudio de la respuesta sísmica de la cuenca de Santiago mediante el método de Nakamura desarrollado por Pastén (2007). En la Figura 10a se presenta la distribución de las frecuencias preponderantes de vibración emplazadas sobre la geología y la profundidad del basamento rocoso. Se observa que las zonas de bajas frecuencias (menores a 0.5 Hz), se presentan en tres sectores de la cuenca: en la zona norte alrededor del cerro Renca en comunas como Pudahuel y Cerro Navia, al este de la cuenca, en las comunas como de Ñuñoa y Peñalolén; y al sur del cerro Chena. Por su parte, las frecuencias entre 0.5 a 2 Hz se distribuyen en toda la cuenca y las zonas de mayores frecuencias, entre 5 a 10 Hz, se centran en la zona este de la línea imaginaria que une el cerro Renca y el cerro Chena. Adicionalmente, se observa que en la zona noroeste de la cuenca, constituida por suelos finos y cenizas volcánicas, se registran frecuencias fundamentales menores a 2 Hz, y consistentemente, en esa zona, los sectores donde el basamento rocoso es más profundo, las frecuencias registradas fueron las más bajas (0.5 Hz). Por su parte, a pesar de que en las zonas con sedimentos más rígidos (unidad II) se registraron frecuencias altas, también se presentaron frecuencias bajas, incluyendo los sectores donde las rocas no son tan profundas. Lo anterior indicaría que existen depósitos de suelos que no son considerados en la geología superficial de la cuenca, o que existe una configuración geotécnica de sedimentos en profundidad compleja.
Figura 10: a) Frecuencias fundamentales, b) daños estructuras categoría
A y B y c) daños severos
A y B y c) daños severos
Con respecto a los daños en todas las estructuras, como se muestra en la Figura 10b se observa que dichos daños se concentraron mayoritariamente, en el caso de las viviendas, próximos a frecuencias fundamentales menores a 2 Hz. Respecto a las estructuras con daños severos estás se ubicaron cercanos a frecuencias fundamentales variables entre 0 a 10 Hz.
Conclusiones
De acuerdo a los resultados obtenidos, resulta posible plantear las siguientes conclusiones:
Parámetros de la cuenca de Santiago, como profundidad del nivel freático, topografía de superficie, distribución de frecuencias de vibración preponderantes y profundidad del basamento rocoso, en forma individual, no fue posible correlacionarlos directamente con la distribución de los daños observados.
Respecto a la geología superficial de la cuenca, los mayores daños se ubicaron sobre depósitos de suelos finos (unidad VII) y ceniza volcánica (unidad VI). Asimismo, se evidenció una concentración de daños irreparables en la zona final de la lengüeta de la unidad IIIa, caracterizada en su tramo final por depósitos de suelos finos. Por lo tanto, se propone que la unidad IIIa abarcaría una extensión mayor hacia el sur de la cuenca. En consecuencia, se concluye que los depósitos de suelos finos y ceniza volcánica generaron una amplificación sísmica con una mayor demanda a las estructuras y por consiguiente, provocando un daño mayor. Adicionalmente, algún grado de correlación se observa entre la concentración de daños y algunos cauces de aguas superficiales como el Zanjón de La Aguada y el Canal San Joaquín. No obstante, podría deberse a la extensión de la lengüeta IIIa.
Por otro lado, se puede identificar una diferencia importante de daños al este y oeste de la falla del cerro Renca, cuyo trazado podría re-interpretarse más al este, siendo así posible explicar la diferencia de daños, debido a que el basamento rocoso al este y oeste de la falla pertenecen a formaciones geológicas distintas, y por tanto, existiría una diferencia de rigidez que podría ser la responsable de los daños. Esta hipótesis requiere en definitiva mayor investigación.
Agradecimientos
Los autores agradecen a las 32 Municipalidades de la Provincia de Santiago por la entrega de información con la cual se pudo realizar el catastro de 11265 obras con daños estructurales producto del 27F. Asimismo, agradecer a la Biblioteca Nacional por su ayuda en encontrar antiguos mapas de la Región Metropolitana.
Via:Loreto Vergara y Ramón Verdugo
1 Departamento de Ingeniería Civil, Universidad de Chile, Blanco Encalada 2002, Santiago, Chile2 CMGI Ltda. Av. Lib. Bdo. O'Higgins 2356 Of. D, Santiago, Chile,
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